El outsourcing, también conocido como externalización o tercerización, es una práctica empresarial en la cual una organización contrata a terceros o proveedores externos para realizar determinadas tareas, servicios o funciones que, tradicionalmente, eran llevadas a cabo internamente. En esencia, el outsourcing implica delegar parte de las actividades de una empresa a especialistas externos en lugar de gestionarlas con recursos internos.

Existen diversas razones por las cuales las empresas optan por el outsourcing:

• Enfoque en Actividades Principales: Al externalizar funciones no centrales o no estratégicas, una empresa puede centrar sus recursos y esfuerzos en las actividades fundamentales que impulsan su éxito.
• Reducción de Costos: Externalizar puede ser una forma de reducir costos operativos, ya que los proveedores externos pueden ofrecer servicios a un costo potencialmente inferior debido a economías de escala.
• Acceso a Expertise Especializada: Al contratar proveedores especializados, las empresas pueden beneficiarse de la experiencia y habilidades específicas que pueden no estar disponibles internamente.
• Flexibilidad y Escalabilidad: El outsourcing permite a las empresas adaptarse rápidamente a cambios en la demanda o en el entorno empresarial, ya que pueden ajustar fácilmente la cantidad de servicios contratados.
• Enfoque en el Core Business: Permite a las empresas concentrarse en sus competencias centrales y estratégicas, ya que las actividades secundarias se gestionan externamente.
• Ejemplos comunes de outsourcing incluyen la externalización de servicios de tecnología de la información (TI), contabilidad, recursos humanos, fabricación, atención al cliente y procesamiento de nóminas, entre otros.